La plaza de toros de As Travesas
Un argumento tan original como que los turistas querían ver «la fiesta nacional», fue esgrimido por un periodista entusiasta de la tauromaquia para apoyar el proyecto de construcción de una plaza de toros presentado en el Ayuntamiento de Vigo a comienzos de febrero de 1952. No era la primera vez que los taurinos vigueses clamaban por un coso. Cuatro años antes, incluso se levantó una plaza provisional en O Berbés, promovida por la Hermandad de la Pasión. Los cofrades resultaron ser unos «apasionados» de la lidia, y llegaron a pagar 75.000 pesetas por un plaza de madera transportable que existía en Noia. El proyecto fue poco respaldado por el público y acabó rentabilizándose como escenario pugilístico hasta su desaparición.
Así, el proyecto presentado por una comisión pro-taurina presidida por Manuel Núñez, a la sazón presidente del Centro de Hijos de Vigo, pretendía establecer la tan ansiada plaza detrás del Instituto Santa Irene, «frente a los frontones, dejando por medio la calle llamada del Carmen, en una finca conocida con el nombre de Villa Pepita».
El arquitecto Antonio Román y el aparejador Primitivo Coca redactaron el proyecto que fue presentado en el Ayuntamiento de Vigo el 5 de febrero de 1952. Se pretendía utilizar una superficie de 12.000 metros cuadrados, «con un acceso de circunvalación con entrada por la calle Cataboi y salida por la calle del Carmen hasta la Gran Vía», explicaba Manuel Núñez al entusiasta periodista.
«Más cornada da el hambre»
El caso es que los vecinos de As Travesas estaban más ilusionados con la posibilidad de que les construyeran una plaza, pero de abastos. Vamos, un mercado. Tras la presentación del proyecto comenzaron a surgir los inconvenientes para el mismo. Que si la zona proyectada estaba sujeta a un nuevo plano de urbanización, que si los accesos no eran los adecuados. Y el proyecto se fue durmiendo. Aunque nuestro taurófilo periodista seguía haciendo campaña a favor del coso, y no se le ocurrió mejor idea que entrevistar a un inglés, que había llegado a Vigo a bordo del trasatlántico Alcántara . Se llamaba Charles Hitchcock y, a fuerza de vivir en Gibraltar, «se había contagiado de flamenquismo». El caso es que el rubio visitante quería ser torero. «¿Y no tiene miedo a las cornadas?», le preguntó el periodista. «Lo que siento, por mi condición de acomodado económicamente, es no poder decir, como los toreros españoles, que más puñaladas da el hambre», contesto el aspirante a matador británico, que despidió su entrevista haciendo votos para poder inaugurar la futura plaza de Vigo.
En marzo de ese mismo año, el Gobierno de España concedía a Vigo nueve millones de pesetas para la construcción de una zona deportiva tras el instituto, dándole casi definitivamente la puya al proyecto.
No obstante, la plaza de toros de As Travesas llegó a existir, aunque de forma provisional. Fue durante la Semana Grande del año 1953. Un empresario foráneo instaló una plaza móvil para acoger varias corridas y novilladas entre el 25 de julio y el 2 de agosto.
Mario Cabré fue el torero estrella que lidió el primer día. Este matador compaginó su carrera taurina con papeles en películas e incluso como presentador de televisión. Llegó a trabajar con James Mason y Ava Gadner, quien dijo de él en sus memorias que era un pesado por creerse en la obligación de desempeñar el papel de latin lover . Al parecer la llamaba continuamente por teléfono y se empeñaba en cubrirla de flores. El caso es que los vigueses no respondieron abrumadoramente a los festejos y el empresario taurino desmontó el coso y se fue con los toros a otra parte.